Está muy de moda hablar de aceptación, y de que amar es aceptar al otro como es…

Y estoy de acuerdo con esta afirmación, pero hay una segunda parte de la cual está también muy de moda olvidarse: uno mismo.

¿Qué ocurre cuando para aceptar al otro dejo de aceptarme a mí? ¿Es eso amor?

Querer cambiar al otro para que encaje conmigo es igual de egóico que adaptarme (por decisión propia) al otro para poder estar con él.

Aceptar al otro puede conllevar que ciertas cosas no funcionen como yo quisiera y también se hace necesario aceptar esto, aunque a veces duela, si queremos estar en total aceptación y armonía.

Si la aceptación abarca sólo una parte, si por «amor» decides dejarte de lado, entonces estamos hablando de otra cosa que poco tiene que ver con el amor.

Suscríbete para estar al día de todas las novedades y reflexiones