Según me acerco a Santiago me inunda un pensamiento que me emociona y pone mis pelos de punta:
«Llego a Santiago, a lo largo de sólo uno de tantos caminos. Ahora, desde aquí, es posible ir a cualquier lugar del mundo por cualquiera de esos otros infinitos caminos»
Nunca antes había pensado en la posibilidad de que, paso a paso, podría llegar a cualquier lugar del mundo.
Quién sabe a qué lugares llegaré o volveré en el futuro. De momento un par de días de descanso antes de salir a caminar rumbo al «fin del mundo»
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