He hablado en las últimas publicaciones sobre el sufrimiento, el dolor, el placer y la felicidad, utilizando la palabra felicidad para dos cuestiones diferentes. Aunque probablemente se haya entendido, me veo con la responsabilidad de comentarlo. Hoy hablaré de la primera:

Hablo de la felicidad que sentimos puntualmente en unas vacaciones, en una comida especial, en un concierto, en un buen sexo, en una escapada al monte con los amigos…

Hablo de una felicidad que nace de la contraposición a un día a día, un trabajo, una pareja, una familia, etc. una vida que no disfrutamos.

Hablo de ir de un «¡¡Por fin es viernes!!» a un «Buff, otra vez lunes…» ¿A quien no le suenan estas dos frases?

Hablo de la felicidad efímera de aquellas cosas que nos ayudan a sobrellevar un día a día en el que no somos felices. Y si, es efímera porque (creemos que) nos la dan esas cosas, siempre exteriores y momentáneas, frente a otras cosas que (creemos que) nos hacen infelices.

¿Es que existe otro tipo de felicidad?

Recuerdo cuando, estando en India, se desprendió parte de un glaciar en el nacimiento del Ganges. Esto generó avalanchas y un arrastre de tierras descomunal a su paso. Hay quien pudiera verlo a su llegada a Rishikesh como agua sucia y turbulenta. Sin embargo también hay quien se permitía mirarlo de cerca, apreciando toda su belleza, viendo hermosas formas infinitas de arte formándose infinitamente.

Cuando dejamos de entrar en victimismos y dramas varios y nos permitimos sentir todas las emociones, como son, éstas empiezan a perder la fuerza que les estábamos dando y se van colocando en un lugar neutro.

Ese lugar neutro donde las emociones positivas y negativas dejan de ser tales es un estado de felicidad que poco tiene que ver con la felicidad intensa de la que hablaba ayer. Es lo que se conoce como dicha, o un estado de paz.

Es una felicidad en la que se puede apreciar la belleza de las turbulencias de la vida.

¿Significa esto que tengo que cambiar de trabajo, pareja, etc.? Tal vez sí, o tal vez no. La respuesta universal no existe. Tal vez puedas encontrar tu felicidad interna y desde ahí aceptar tu realidad, o tal vez para encontrar tu felicidad interna necesites alejarte de alguna de esas cosas momentánea o permanentemente.

¿Significa esto que no disfrutaría más de unas vacaciones, una comida, un concierto, el sexo o una escapada con amigos? En absoluto. Las cosas se disfrutan con otra intensidad. No puedo decir si mayor o menor intensidad, es una intensidad diferente. Quizás se pueda entender como una intensidad menor pero más profunda. Lo que sí puedo decir es que no se sufre cuando no se tienen y se disfrutan cuando se tienen, además de que se disfruta de otras muchas pequeñas cosas.

¿Estas diciendo que una felicidad es mejor o peor que la otra? Tampoco. La primera implica sufrimiento y sólo quiero compartir que la segunda forma está ahí, que existe la posibilidad de elegir otra cosa. Que cada momento es una elección y que quedarse donde se está también es una elección, tan válida la una como la otra en función de las circunstancias. Desde ahí, cada uno puede valorar cuál es mejor para él.

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