Vulnerable y debil ¿dos palabras diferentes para lo mismo? Pues aunque muchas veces las confundamos, son dos palabras diferentes para dos cosas bien diferentes.

Ser débil es ser frágil, tal vez duro, pero frágil. Es que otros tengan el poder de hacerte sentir mal. Es depender de otros para estar bien.

Ser débil es que los acontecimientos de la vida te hundan en el drama. Es que, para no sufrir, te tengas que proteger de sentir. De la vida.

Ser vulnerable es reconocer tu dolor, tu rabia, tu frustración… como tuyas. Es responsabilizarte de lo que pasa en tu interior cuando suceden cosas en el exterior.

Ser vulnerable es saber que no necesitas protegerte de nada, pues nada te puede hacer sufrir. Es saber que cada situación exterior es una nueva oportunidad para mirar en el interior.

Ser vulnerable es ser resiliente, es ser flexible bajo la tormenta. Es saber que la vida es tu sostén, tu maestra, y que sólo está sucediendo para recordarte lo que realmente eres.

Pero ¿y eso cómo se hace?

En algunos casos se da a través de una experiencia muy profunda, normalmente asociada a una crisis, una depresión, o un dolor emocional muy intenso. En estos casos los muros se caen de pronto, por sí solos, al tocar fondo.

Para el resto de los mortales, el camino es todo un proceso de transformación personal. Un camino de autoconocimiento.

En mí proceso personal, el trabajo de límites, indagar en qué miedos me impedían establecerlos y más cuestiones asociadas a ellos, fue la puerta a que mis muros comenzaran a disolverse.

Puede parecer contradictorio, pero cuando no ponemos límites, los muros que vamos levantando son permanentes. Sin embargo, cuando comenzamos a poner límites, nos observamos y nos atendemos desde ese espacio seguro que creamos, los muros comienzan a caer por sí solos.

¿Y eso como se aprende? En mi caso, comencé a invertir tiempo y dinero en mí a través de terapia, talleres y retiros. La mejor inversión de mi vida. Después de varios años dedicados a mí de forma intensiva, ahora acompaño a las personas en sus propios procesos.

¿Te acompaño?

Suscríbete para estar al día de todas las novedades y reflexiones