Cuando doy un masaje, mis manos se mueven intuitivamente a aquellos puntos que necesitan atención, que normalmente son puntos de dolor.

Cuando toco en estos puntos con mayor o menor presión, yo no soy el causante de este dolor… y tú tampoco, pero el dolor está en tí y tú eres responsable de él: lo tocamos y observamos para que tu cuerpo lo sane, o lo dejamos en un masaje relajante de caricias y nos sentimos bien.

De la misma forma sucede con nuestras emociones (sin entrar en que lo uno es reflejo de lo otro) No es el otro el que te causa el dolor emocional, ni tú eres culpable de él, simplemente el dolor está en tí y la otra persona te lo está despertando o mostrando cual espejo, tú sólo eres responsable de lo que haces con él.

Puedes aprovechar la oportunidad para mirarlo, sentirlo, y que tal vez algo cambie (trascenderlo), o lo puedes dejar en que te dejen en paz y solo escuchar aquellos que te bailen el agua y te hagan sentir bien.

Las emociones son tuyas, lo que sientes está en tí y el mundo es solo un espejo que te muestra como reflejo donde está el dolor que no te permite ser tú en plenitud.

Pero pon atención, el masaje será sanador en la medida que puedas gestionar el dolor que se despierta al tocarlo:
Si por creer/querer avanzar más permites más dolor que el que puedes gestionar, tu cuerpo se contraerá y no estaremos resolviendo mucho, quizás incluso otra zona se contracture.
Si, por el contrario, no permites que se toque en los puntos que te duelen, vivirás un masaje relajante y en paz, pero la contractura muscular seguirá ahí.

Por supuesto, ocurre igual con las emociones:
Si por creer que el dolor es tu responsabilidad y que es sanador sentir ese dolor (nada más lejos de la realidad) no pones ningún límite y permites que el otro incida una y otra vez, causando la contracción de tu sistema nervioso, no sólo no estarás sanando sino que tal vez la herida se esté haciendo más profunda.
Si, al contrario, pones tus límites a la otra persona para que deje de hacer aquello que te está doliendo (muy muy necesario) pero sólo lo proyectas en ella y no te haces cargo de lo que sucede en tu interior, muy probablemente te sientas más en paz, aunque tampoco estarás avanzando mucho y la situación volverá a tu vida (no es una amenaza, es simplemente que esa emoción necesita ser atendida)

La clave está en encontrar el punto medio, en poner los límites cuando sea necesario y desde ahí gestionar lo que nos está ocurriendo. Ni aislarnos, ni meternos en relaciones abusivas creyendo que pueden ser sanadoras.
Como siempre, relación abarca desde una pareja o un gurú a una amistad, el trabajo o la familia.

Sé dónde puedas ser, donde se respeten tus límites y dónde puedas gestionarte para continuar evolucionando. Si no puedes hacerlo, también estará bien, tal vez necesites aprender a poner tus límites o dejar de proyectar y hacerte cargo de tus emociones.

Y un punto de atención más importante aún, aunque lo que sientes esté en tí y sea tu responsabilidad, no quiere decir que tu percepción de lo que está haciendo el otro no sea correcta.

Volviendo al ejemplo del masaje, si tienes una contractura y te hacen una manipulación que percibes incorrecta, en la que sientes un dolor que te hace parar, que tú tengas la contractura no significa necesariamente que el masajista esté haciendo una manipulación adecuada. Tal vez sí o tal vez no.

Así, en el mundo espiritual he visto utilizar (parejas, gurus y centros de retiro) la frase de «ves eso porque hay algo en tí que necesitas trabajar» como respuesta a un límite o a un comentario donde la persona no se sentía bien con algo que estaba sucediendo, dando lugar a situaciones de posterior sensación de manipulación y abuso (de poder, económico o sexual).

Que el hecho de que haya algo en tí que trabajar, sea al nivel que sea, no sirva de precepto para transgredir tus límites. Quizás no sea tu momento para indagar ahí y, si no te respetas, terminará por aparecer en tí la sensación de abuso con la consiguiente contracción emocional.

En la mayoría de los casos no podrás conocer la intención real de la otra persona, pero siempre sabrás con certeza lo que tú estás sintiendo.

Si percibes contracción, si sientes que algo no está bien para tí, primero pon el límite y, si es necesario, toma distancia. Colócate donde te sientas seguro como para poder gestionar lo que estás sintiendo y, entonces si, mira qué hay de tí en todo eso.

Sólo tú puedes hacerte cargo de ti y enfrentarte a tus fantasmas, en la medida que te sea posible. No quieras correr más de la cuenta por ser «más evolucionado» Spoiler: no existe tal cosa.

Suscríbete para estar al día de todas las novedades y reflexiones