Una vida segura, un trabajo seguro, una casa en propiedad… y entonces, aunque lo desees, no puedes moverte de ahí.

Una pareja que me de la seguridad que yo no tengo, que calma mis propios miedos, se termina convirtiendo en la persona controladora o en el tirano que, de una u otra forma terminará abusando de mí.

Una sociedad que no toma acción y responsabilidad en los actos, sino que solo busca soluciones que intenten evitar que sucedan cosas, se acaba convirtiendo en una sociedad de control y autoritaria.

Tan ilusoria es la seguridad como las cadenas que ésta construye. Pero cuánto más nos aferramos a la una, más real se hace la otra.

Mientras no sepamos vivir con los riesgos y responsabilidades inherentes a la libertad, seguiremos construyendo vidas, relaciones y sociedades coartadas y autoritarias.

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