Cada piedrita, cada árbol, cada hoja seca, cada planta radiante, cada palo o cada roca, todos y cada uno tienen su función en cada precioso escenario.

De la misma manera, en esta vida, a nivel social, todos y cada uno tenemos una función, y todas ellas son igual de válidas e importantes. Muchas veces nos perdemos en la comparación y la normalización y nos olvidamos de valorar nuestra unicidad dentro del todo.

Eres única y eso en sí mismo ya te hace válida y valiosa.

Por otra parte, como individuos, todas y cada una de las emociones y roles que vivimos y encarnamos tienen una función muy valiosa en nuestro desarrollo personal para una vida plena.

Cuando aceptamos todas nuestras emociones y personajes como individuos, naturalmente permitimos que los demás también lo hagan, produciéndose un equilibrio orgánico que nos lleva a vivir en plenitud como individuos y como sociedad.

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